Cuando Se aprobó la Constitución de 1999 sentí que mi país se enrumbaba hacia los mejores destinos: pensaba que si bien la Constitución anterior tenía sus virtudes, podía, como todo en la vida, ser mejorada. Realmente de las anteriores a la del 61 no tenía referencia dado que por una parte era muy joven, y, por otra, ya mayor, estos temas no me habían interesado hasta que comencé a sentir insatisfacción por la manera como los dirigentes de los últimos tiempos de los cuarenta años de democracia manejaban el país. Creo que como muchos venezolanos, dejé pasar situaciones ocupada en otros asuntos, con lo cual permití que tales personas nos condujeran a donde nos condujeron.
Así, cuando, comencé a analizar la nueva Constitución cifré en ella muchas esperanzas: pensaba - y aún lo creo así - que se trata de una Constitución maravillosa que plantea normativas, derechos y garantías cuyo cumplimiento puede hacer de Venezuela un mejor país, el que todos queremos y merecemos. No obstante, lamentablemente en los últimos tiempos he visto como ese Contrato Social que acordamos los venezolanos entre todos y con las autoridades que elegimos, en muchos casos es letra muerta… y ello me duele. Me duele mucho pues no veo que cristalicen esas esperanzas de un mejor país: por el contrario, percibo que para muchos las violaciones a las leyes son cosa “normal” por decir lo menos, y que al violentar lo que por definición caracteriza el Estado de Derecho como es La Norma suprema, la Ley de leyes, ese Estado de Derecho queda en situación de vulnerabilidad y en condición de peligro; por eso, cuando se planteó la reforma de la Constitución de 1999, el pasado diciembre, voté en contra, pues creo que en lugar de reformar la Constitución, lo que necesitamos es que se cumpla la que tenemos: Que nos avoquemos todos a educar a nuestros compatriotas para que seamos cada vez mejores ciudadanos y cumplidores de nuestros deberes y derechos ; guardianes todos del cumplimiento de las leyes, contribuyentes a la forja de un país del cual nos sintamos cada vez mas orgullosos.
Con esas reflexiones, cuando conocí el material “Pa’ dónde vas Venezuela” inmediatamente apoyé la idea: quiero que se cumpla la ley, quiero que seamos todos cuidadores y cumplidores respetuosos de los valores que se propugnan en el Artículo 2 de la Carta Magna: La vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político. En su oportunidad hice mío el postulado del artículo 5 DE LA C.R.B.V. cuando dice que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo –todo- quien la ejerce directamente en la forma prevista en la Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el sufragio. Quiero, y por ello vote en su oportunidad, que se cumpla lo que plantea el artículo 6 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuando señala que el gobierno es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
Por eso, reitero mi apoyo y mi contribución para que en nuestras comunidades el mayor número de personas conozca el contenido de la Constitución y actúe en función de ello: Solo cuando estamos bien informados somos capaces de tomar decisiones conscientes y autónomas: y no se trata de una postura partidista, pues precisamente creo en ese pluralismo político; votemos por quien queramos, pero antes, considero indispensable que conozcamos el texto constitucional y después, tomemos la decisión que queramos. Ya en 1999, la gran mayoría de nosotros quisimos esta Carta Suprema; en el 2007 votamos por que no se reformara: por ello, vuelvo al artículo 5: La soberanía reside en el pueblo y es lo que siempre se nos ha dicho: pues bien, la ejercimos mediante el voto.
Ver video Pa' Donde Vas venezuela, http://www.sinergia.org.ve/
Zoraida Pacheco de Martínez
Directora de Organizacion y Proyectos
Union Vecinal.
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Sigamos juntos construyendo puentes Gente con Gente
William Requejo Orobio
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