martes, 21 de octubre de 2008

LA FELICIDAD NO NECESITA PUBLICIDAD

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A veces, algunas mujeres me preguntan por qué nunca hablo del amor feliz, de los hombres tiernos, de niños y niñas alegres, del beso del compañero, de la caricia del amante, de las mujeres que no saben lo que es la violencia doméstica. Me cuestionan por hablar tanto de violencias, maltratos, golpes, abusos, violaciones, despojos, dolores y desesperos.


Respondo entonces que no necesito revelar la felicidad; en cambio, el maltrato y todas las violencias contra las mujeres, las niñas y los niños necesitan denunciarse. Si nadie habla de ellas, ¿cómo prevenirlas, remediarlas y sancionarlas? ¿Cómo mejorar la suerte de miles de mujeres en el mundo si cerramos los ojos ante tantas desgracias vividas? Sin embargo, y a pesar de estas razones, hoy intentaré escribir sobre la felicidad y, mejor aún, sobre la no-violencia.


Escribiré, por tanto -y a propósito de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la no Violencia contra las Mujeres-, acerca de hombres tiernos, cómplices, amantes y compañeros nuestros; hombres que dudan y rechazan lo que la cultura patriarcal quiso hacer de ellos; hombres dispuestos a extraviarse en el camino de una masculinidad trasnochada; hombres que disfrutan la compañía de las mujeres aun cuando acepten no entenderlas del todo. Es decir, hombres reconciliados con su lado femenino y que gozan al descubrir un universo que les había sido vetado.


Hombres que reconocen su fragilidad y, sobre todo, hombres que quieren a mujeres autónomas, libres y protagonistas de sus vidas. Hombres y mujeres que se levantan por la mañana y comparten el primer tinto antes de entrar juntos en la ducha y despertar a sus hijos e hijas con la sonoridad de sus risas, extrañados los dos por un día más de algo que prefieren no definir por miedo a exorcizar la felicidad. Y pensando esto, descubro por qué no me gusta escribir sobre la felicidad. Tengo miedo de asustarla, de no encontrar las letras del alfabeto capaces de darle densidad.


Tengo miedo de dejarme atrapar por las insulsas cifras de tantas encuestas que trafican con la felicidad y la manipulan. La felicidad es silenciosa y discreta; es tímida y detesta los escenarios mediáticos, los discursos, las cámaras, la publicidad y las encuestas.


Dejémosla tranquila. Ella se sabe nombrar y defender sola; no necesita de voces extrañas y, sin embargo, siempre la podemos reconocer en una expresión, en una mirada transparente, en una sonrisa interior que no precisa explicación.


Por el contrario, la infelicidad, la desgracia, la desdicha, le malheur en francés, y el maltrato y la violencia que las generan, necesitan explicaciones, necesitan conocerse, denunciarse y remediarse, porque cada ser -mujer u hombre, niña o niño- se ha ganado ese derecho fundamental y absolutamente básico a una vida libre de violencias. Y si hablo más de lo que quisiera sobre las violencias y específicamente de las violencias cometidas contra las mujeres, las que son perpetradas por el hecho de haber nacido mujer, es porque son aún pan cotidiano, tanto en nuestro país como en muchas partes del mundo.


Y seguiré hablando de estos temas que fastidian e incomodan, pero que necesitan volverse debates públicos y privados con el fin de construir día a día una conciencia crítica capaz de mover estas montañas culturales que parecieran inamovibles y que, sin embargo, son susceptibles de cambio. Por todo ello, desearía que no solo exista un día o un mes dedicado a la no violencia. Desearía que todos y todas se puedan obsesionar, como yo, para denunciar y rechazar la violencia, las inequidades y las injusticias todos los días. Tal vez así tendría la posibilidad de no morir indignada.


Florence Thomas

* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad

Publicación el tiempo de colombia.


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William Requejo orobio


viernes, 17 de octubre de 2008

¿QUE PUEDES HACER HOY PARA LOGRAR LA PAZ?

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¿Has soñado alguna vez con un mundo regocijado de paz y prosperidad para toda la humanidad- un mundo donde nos respetamos y amamos a pesar de las diferencias de cultura, religión o forma de vida?


Frecuentemente me siento impotente cuando observo un mundo disturbio, como resultado por las diferencias de nuestros ideales. Esto conduce a la aflicción y tristeza inferida a los millones de victimas inocentes por unos pocos que abusan del poder desde sus convicciones.


¿“Como podría hacer algo diferente para poder brindar paz en un mundo que amo y aprecio tanto? Un nombre parpadea inmediatamente en mi mente”- Mahatma Gandhi.


Mahatma Gandhi inspiró el mundo con su fe por la verdad y la justicia para toda la humanidad. El tuvo un alma grandiosa y supo amar a aquellos que pelearon en contra de sus ideales para conducir a la paz sin violencia, ¿Como pudo una dócil y frágil persona, de estatura pequeña, inspirar a millones de seres humanos a originar un cambio profundo, con una fuerza increíblemente extraordinaria hasta ahora nunca antes alcanzada? Sus logros no fueron menos que milagros- su credo no fue solo brindar paz a aquellos que sufrieron injusticias y tristezas, sino también a que la humanidad se adhiriera a una nueva forma de vida a través de la paz y la armonía. Su vida fue su mensaje- Un mensaje de paz por encima del poder, encontrar caminos para reconciliar nuestras diferencias, y vivir en armonía con respeto y amor incluyendo a quien piensa, sienta o actua diferente.


Cinco (5) enseñanzas para lograr la Paz…


Enseñanza #1: El Poder desde dos formas: Una se obtiene por el miedo al castigo y la otra por actos de amor. El poder basado en el amor es mil veces más efectivo y permanente que el derivado por el miedo al castigo.— Mahatma Gandhi.


La fuerza del poder nunca gana contra el poder del amor. A esta hora que el mundo no descansa de tanto caos, la fuerza más grande que necesitamos considerar se encuentra en nuestros corazones – fuerza de amor y tolerancia para todos.


Durante toda su vida, Mahatma Gandhi lucho contra las fuerzas de poder durante el apogeo de los británicos y lo que éstos querían implantar en el mundo. El transformó millones de mentes para luchar contra la injusticia con propósitos de paz y sin violencia. Su mensaje fue tan transparente para sus enemigos como lo fue para sus seguidores. El creyó que si nuestra causa es luchar por una justicia grande y humanitaria, debería incluir a aquellos que no conforman nuestra causa. Que podríamos resolver la más grande de las diferencias si tan sólo nos atreviéramos a tener una conversación constructiva con nuestro oponente.


Enseñanza # 2: ¿Que diferencia tiene para los muertos, los huérfanos, y los que no tienen casa, si la destrucción del hombre se lleva a cabo en nombre del totalitarismo o el nombre sagrado de la libertad y la democracia?


Una guerra siempre causa dolor y pesar en cada persona. La historia ha sido testigo de innumerables ejemplos de dictadores, incluyendo Hitler, Mussolini, y Stalin para nombrar unos pocos. Un mundo de paz puede ser obtenido si aprendemos del poder de la no violencia, como lo demostró en vida Mahatma Gandhi.


Mahatma Gandhi logró demostrar que podemos alcanzar las nobles causas de la libertad, justicia y democracia para la humanidad sin asesinar a nadie, sin dejar niños huérfanos, y sin dejar a nadie sin techo a través de los daños causados por la Guerra.


Enseñanza #3: Hay muchas causas por las cuales estoy preparado para morir pero no una causa para la cual estoy preparado para asesinar— Mahatma Gandhi.


Nosotros vivimos por nuestros valores y pasiones, pero en el centro de nuestra existencia yace un deseo innato de vivir una vida pacifica. La causa más noble es mostrar nuestro deseo de brindar paz en este mundo a través de nuestros propios sacrificios y no por la de aquellos que se oponen a nuestros puntos de vista. El cobarde hace uso de su fortaleza desde el poder para causar muerte y destrucción a otros. El valiente se fortalece desde el sacrificio-personal para beneficio de todos.


Mahatma Gandhi sacrificó su práctica lucrativa como abogado in Durban, South Africa para liderar una vida simple y así poder compartir el dolor de los desprotegidos y destituidos. El se ganó millones de corazones sin obtener dominio sobre alguien-simplemente con el poder del altruismo. Nosotros también podemos brindar paz en el mundo simplemente demostrando nuestra voluntad de sacrificar nuestros propios deseos. La causa mayor en nuestra vida debería ser ganarnos el corazón de los demás sirviendo a través de causas más grandes que nosotros mismos.


Enseñanza # 4: Ojo por ojo solamente creará un mundo ciego. — Mahatma Gandhi.


La historia puede atestiguar que la mayoría de nuestros conflictos humanos han sido el resultado del método porfiado de nuestros líderes. Nuestra historia podría ser mejor si tan solo nuestros líderes aprendieran que la mayoría de las disputas podrían ser resueltas demostrando buena voluntad para entender los motivos de nuestros oponentes, por medio de la diplomacia y la compasión.


No importa donde vivamos, que religión practicamos o que cultura cultivamos, en el corazón de todos nosotros, somos todos humanos. Todos tenemos la misma ambición y aspiración de sostener nuestra familia y vivir la vida al máximo. Nuestra cultura, religión o diferencias políticas no deberían proveer la firmeza para invocar conflictos que solamente brindan tristeza y destrucción para nuestro mundo.


Enseñanza #5: Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo. — Mahatma Gandhi.


Un gran jefe siempre lidera a través de una vida ejemplar que resuena con sus ideales. Mahatma Gandhi sacrificó su exitosa carrera de abogado y adoptó una vida simple para vivir rodeado de millones de personas pobres durante su lucha por la libertad.


Hoy en día, vemos lideres modernos halagando multitudes con promesas que nunca intentan mantener- sin incluir el cómo practican lo que predican en su vida privada. Ninguno puede brindar paz en el mundo a no ser que sea un líder que demuestre actos de paz y amabilidad diariamente. Mahatma Gandhi creyó que todos somos hijos de Dios, que no deberíamos discriminar entre nosotros basados en la fe, raza, credo u otra diferencia.


Mahatma Gandhi nos enseño que podemos brindar armonía a nuestro mundo siendo campeones de amor y paz para todos. La tarea es desalentadora, pero él nos demostró que inclusive un frágil y dócil hombre de estatura pequeña puede alcanzar hazañas de magnitudes increíbles con la firme creencia de practicar la paz sin violencia. ¿Podrías hacer la promesa de convertirte en el cambio que quieres ver en el mundo? Yo lo he hecho.


Permite que el primer acto de tu día comience con las siguientes resoluciones:


• No voy a temer a nadie en la tierra.


• Solo voy a temer a Dios.


• No voy a causar daño a nadie.


• No voy a proponer injusticia para ninguno.


• Voy a vencer la mentira con la verdad. Y mientras resisto la mentira, voy a aguantar todo sufrimiento.


- Mahatma Gandhi.

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Pd: Ojala logremos alcanzar la paz tan anhelada en Venezuela y en el mundo… debemos comenzar con cada uno de nosotros y con el ejemplo de nuestros líderes, para eso los elegimos para crear un mejor planeta... ¿o no?



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William Requejo Orobio


miércoles, 15 de octubre de 2008

Relaciones destructivas

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Bajo los efectos de ese sentimiento llamado amor pensamos que podemos corregir los peores defectos del cónyuge. No obstante, existen casos en que eso no es posible.


Sin que, necesariamente, estemos conscientes de ello, las mujeres podemos participar en una relación destructiva, en que la propia autoestima, constantemente, sea agredida por alguien que dice amarnos, pero nos causa dolor con sus palabras y acciones.


Lo anterior no es un mal que afecta sólo a las mujeres. Algunos hombres pueden igualmente recibir ataques verbales o físicos por parte de sus compañeras. En ambas circunstancias, esas uniones causan traumas que pueden necesitar bastante tiempo para curarse. Lo peor es que cuando se permite que esas relaciones duren, ya que se duda en la posibilidad de encontrar a alguien superior, la situación resulta aún peor.


1. Entrando en cólera sin aparente causa


Un domingo en la mañana, mientras María V. sentía ese desagradable sentimiento de no saber cómo resolver un conflicto con su pareja. En estado de depresión, se preguntaba: ¿Por qué me habrá dicho esas duras palabras ayer en la noche? Eran como las 10:00 a.m. Todo parecía negro. María, torturándose, incesantemente, en su mente, le cuestionaba una y otra vez a Enrique, su esposo, su agresión hacia ella. La respuesta es que bajo los efectos de ese sentimiento llamado amor pensamos que podemos corregir los peores defectos del cónyuge. No obstante, existen casos en que eso no es posible.


Era víctima María de esas relaciones destructivas en que las crisis se repiten de manera continúa. Conoció a Enrique en una fiesta. A los tres meses, ellos ya estaban viviendo juntos. Al año, se casaron. Al principio, fue una relación bonita como todas. Después, ella empezó a darse cuenta de que su amado perdía la razón si lo contradecían en algo, como, por ejemplo, un día de esos en que salía del trabajo agotada, como a las 6:00 de la tarde, pensando únicamente en llegar a su casa para descansar, entonces él se antojaba de salir a pasear. Al decirle María que no, se armaba tremendo alboroto.


De igual manera, si María invitaba a Enrique a algún evento de la compañía donde laboraba, se molestaba si ésta entablaba conversación con alguien del sexo opuesto, así fuese por cuestiones de trabajo. Y si ella se demoraba haciendo una actividad por razones justificadas y no lo llamaba, enloquecía y perdía con facilidad el control. Discutían por varias horas hasta que después exhaustos hacían las pases.


Ya llevaban cuatro años juntos, pero la paciencia se le estaba agotando a María, que ya perdió la cuenta de las veces que había jurado que lo iba a dejar definitivamente. Entonces, Enrique venía manso como una ovejita, le perdía perdón y le decía: Todo va a cambiar. Eso no volverá a pasar. Luego, lloraba y juraba por la memoria de su padre que jamás la volvería insultar.


2. Pensando que todo será diferente


Como amaba a Enrique, María V. siempre lo perdonaba. No obstante, ese domingo en la mañana, se levantó y se preguntó: ¿Seré capaz de pasar el resto de mi vida con él? Y un extraño sentimiento de incertidumbre la embargó.


Su instinto de preservación le alertó que estaba en peligro. Esto le había pasado en varias ocasiones. Sin embargo, el amor que sentía por Enrique salía a flor de piel haciéndola sorda a cualquier señal que su sexto sentido femenino le enviara.


En verdad corría peligro, porque a Enrique le daban unos ataques de rabia que, en un dos por tres, perdía la facultad de razonar y podía llegar a lastimarla no únicamente con palabras obscenas sino también con dejarle marcas en su cuerpo.


Estaba más que claro que Enrique no le convenía a María, pero ella se encontraba en una especie de letargo que le impedía apreciar semejante realidad. Pues, a pesar de que era bella, aún joven y profesional, pensaba que no podía conseguir otro pretendiente mejor que él. Todas sus amigas le decían lo contrario, que debía dejarlo y que ella se tenía a sí misma, que era lo más importante.


Ella les juraba que, más temprano que tarde, lo iba a hacer, pero él la convencía de que todo iba a ser diferente y eso nunca ocurría. A pesar de lo anterior, ese domingo en la mañana algo extraño pasaba con María. Sentía una especie de valentía que, de repente, se asomaba junto a ese estado depresivo que la embargaba. Ya Enrique había llegado demasiado lejos. Sus crueles palabras habían sido sumamente hirientes y ofensivas la noche anterior. Ella no las merecía.


3. Cortando por lo sano


María esperó que Enrique regresara. Se sentó frente a él. Lo miró fijamente a los ojos, le dijo: Quiero el divorcio. Él la insultó. Luego, cuando la vio tan segura de sí misma, sintió temor. Seguidamente, fue bajando el tono hasta suplicar, pero, curiosamente, ese domingo, las palabras de él no tenían algún efecto en ella.


Era capaz de verlo y de no suspirar de amor por él. Estaba entonces curada de ese sentimiento enfermizo que le había llevado a soportar múltiples maltratos de parte de aquél que aunque decía amarla, de manera constante, sin piedad, la hería.


Seguidamente, María V. le sacó toda la ropa del closet a Enrique. Le bajó una maleta y agregó: El abogado te llamará. Después de pronunciar aquella frase, sintió un gran alivio, como si se quitara un peso de encima que, desde hacía un tiempo, la asfixiaba.


Ese domingo, María V. era entonces otra persona. Después de no saber cuántas veces había jurado que abandonaría a Enrique, ese bendito día, cumplió su promesa y sacó de su vida a su victimario.


Isabel Rivero De Armas


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William Requejo Orobio.



viernes, 10 de octubre de 2008

INFANCIA TRABAJADORA ESTÁ INVISIBLE

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Se estima que en el área metropolitana existen unos 50 mil niños trabajadores.



Wendy no ha podido llevar una vida tranquila, con los problemas típicos de una adolescente de 15 años. No ha podido tener éxito en los estudios, por lo que se quedó en octavo grado. Tampoco tuvo licencia para pedirle algo al Niño Jesús, y ahora la enfermedad de su mamá la obliga a trabajar en el mercado formal, y así mantener a su familia. El único lujo que se permite es el de soñar con ser médico forense, aunque sabe que sin estudios nunca lo logrará.


Ella es uno de los trece mil niños y adolescentes que trabajan con permiso registrado por los Consejos de Protección del Area Metropolitana, número que a juicio de la psiquiátra Nancy Montero se puede triplicar en el mercado informal; pero ésta es un cifra negra, porque "no hay cómo llevar una estadística confiable".


Según la Organización Internacional del Trabajo, en Venezuela existen más de tres millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan tanto en el mercado laboral como en el informal.


Montero señala que las condiciones de pobreza y la falta de estímulo al estudio llevan a que cada día haya más adolescentes que busquen ingresos propios. Pero destaca que el problema más grave se presenta en los barrios caraqueños, donde los niños cumplen la figura de "mandaderos" y reciben dinero por realizar labores como la carga de materiales de construcción, bolsas de comida y otros objetos pesados que van en detrimento de su crecimiento físico.


Eliana Quintero, socióloga, señala que el problema ha sido invisibilizado tanto para la opinión pública como para las autoridades; porque estos trabajos no los ve nadie; y peor aún se han naturalizado. "Para muchos padres es mejor que el muchacho trabaje a que esté realengo en la calle. Lo que la gente no entiende es que se le viola el derecho a la recreación, al esparcimiento y al estudio".


Asegura Quintero que no es lo mismo cuando un adolescente busca trabajar en tiempo de vacaciones, que cuando deja los estudios para emplearse.


En el Consejo de Protección del Municipio Libertador la cifra se ha triplicado en los últimos tres años. En el 2005 se recibieron 2.917 solicitudes de adolescentes para trabajar en el mercado formal, en el 2006 la cifra llegó a 6.041 y en los nueve meses que han transcurrido del año ya han solicitado permisos 9.561. En Sucre unos 745 adolescentes han solicitado permiso para trabajar en los últimos tres meses, y totalizan unos dos mil solicitudes. En Chacao unos 44 en el año 2007 y en Baruta 95.


Sin opciones de crecer


Montero señala que el trabajo infantil crea un ciclo de pobreza, porque al iniciarse prematuramente, los pequeños están subcalificados y no optan a mejor formación. "Los buscan por ser mano de obra barata, pero a los 16 años no sirven y no están calificados para nada más".


Pero no sólo los números llaman la atención, sino el hecho de que el Ministerio del Trabajo, recientemente cerró la oficina de protección de Niños Trabajadores, Pronat, por lo que fue imposible conseguir información del Ministerio del porqué.


Programas de ayuda


En la ciudad existen planes de atención a niños trabajadores, como el programa Aris de la Red Don Bosco, donde los infantes son atendidos para ser reinsertados en el sistema escolar. Leonardo Rodríguez Angola, coordinador de proyecto, asegura que mensualmente atienden a unos 30 jóvenes que están en situación de calle.


"El problema se ha incrementado, porque los padres arrojan a sus hijos a trabajar en la calle con la creencia de que no les ocurrirá nada, pero la calle es un espacio de riesgo".


Si bien Venezuela no alcanza las cifras alarmantes de Colombia donde 1 de cada 5 niños trabaja, los expertos coinciden en que hay que estar alerta. Como lo afirmó el periodista uruguayo Horacio Knaeber y asesor de la Unicef: "si un país tiene a un solo niño trabajador, ya tiene un problema que resolver.


ELKIS BEJARANO DELGADO
EL UNIVERSAL


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William Requejo orobio

miércoles, 8 de octubre de 2008

Lo importante para una buena crianza es el uso del sentido común

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Hay que seguir el orden natural de las cosas, mano firme y conexiones sólidas afectivas con los hijos.


El uso del sentido común se ha olvidado, pero es muy efectivo. Están por ejemplo las consecuencias lógicas de las actuaciones de los seres humanos.


Si su hijo ve demasiada televisión y esto le afecta el desempeño escolar, hay que ponerle límites. Si usted le da una mesada a su hijo y la malgasta, pues se queda sin plata. Si usted regaña todo el día y repite lo mismo y no le sirve, cambie y opte por más silencios y más actuaciones.


Si lleva años en batallas campales sobre los mismos temas, cambie de estrategia, pues ya ha comprobado que lo que viene haciendo no ha surtido efecto.


Es así de sencillo, cuando algo no funciona, haga lo contrario. Los hijos reaccionan rápidamente cuando ven que los padres cambian de táctica y de ser cantaletosos se convierte en personas que dicen y hacen lo mismo sin repetir.


Los adultos son los guías y los que tienen que imponer disciplina. Eso de tener niños precoces que hacen lo que quieren no beneficia a nadie y no es el orden natural de las cosas. Los niños y jóvenes no pueden mandar ni opinar a toda hora.


Aunque le parezca ridículo, a veces se hacen las cosas porque así son, porque usted lo dijo y cree que es lo mejor.


La mano firme y amorosa a nadie le ha hecho daño. Por el contrario, ha ayudado a formar buenas personas. Si existe un ambiente de amor y confianza, con una mano que guíe por el sendero correcto, los demás la seguirán.


Los padres débiles dudan, se preocupan, y esto se refleja en que los hijos empiezan a manipularlos. La mano firme implica límites y una perspectiva clara en cuanto a valores y propósitos de vida.


La pregunta es: ¿que tipo de persona quiere usted que sean sus hijos? Si quiere hijos responsables, tendrá que darles responsabilidades y ayudarles a cumplirlas. La mano firme exige, pero muestra cómo se hacen las cosas y apoya brindando herramientas.


Finalmente están las conexiones afectivas, que solo se dan en el compartir cotidiano de un espacio y un tiempo en familia. La presencia de ambos padres es decisiva para que los hijos perciban el amor que se les tiene.


La exigencia sin amor de por medio solo crea resentimientos. Se necesita un amor bueno que apruebe, que acompañe, que ponga límites, que sea incondicional y que guíe pero no juzgue.


Por el contrario, el amor que no sirve es permisivo, controlador, crea dependencias y maltrata. Reflexione sobre estas guías y piense en cuál es el legado que usted quiere dejarles.


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William Requejo Orobio

sábado, 4 de octubre de 2008

¿Habrá que cambiar el alma del Pueblo Venezolano?

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Es responsabilidad de cada individuo ser parte activa de la sociedad a la que pertenece y contribuir desde cualquier rol que desempeñe, en el área pública o privada, a hacerla más humana y equitativa, generadora de recursos y oportunidades.

Si a Venezuela le sustraemos los ladrones, los astutos (viveza criolla), los narcotraficantes, los políticos corruptos y demás depredadores de la zoología nacional, nada se arregla porque quedamos los Venezolanos. Y es que la ironía del aserto radica en nuestra dificultad de reconocer la porción de culpa que a cada cual nos cabe dentro de una realidad que a menudo nos agobia y nos hace perder la fe en nuestro futuro como nación.


Y lo peor es que ni haciendo el intento de compararnos con modelos de vida que nos seducen alcanzamos a reconocer esas fallas que nos alejan del ideal soñado y, por el contrario, tendemos a arraigar más profundamente nuestros defectos. Los venezolanos solemos creer que el anhelado ideal de progreso y bienestar nos va a caer como maná del cielo, sin hacer los esfuerzos suficientes, y eso nos lleva rodando de frustración en frustración, echándoles la culpa a otros y poniendo cara de pendejos para fingir que no entendemos que la culpa es de nosotros mismos.
Vale la pena preguntarnos qué fue primero en las sociedades desarrolladas: ¿si el huevo de una idiosincrasia más responsable, comprometida, recta y juiciosa, o esa suculenta gallina de la prosperidad? Parece claro que lo primero conduce a lo segundo, no al revés. No es la riqueza la que nos puede hacer virtuosos, sino al contrario: cuando seamos probos saldremos de pobres, pero lo que no está claro es ese 'cuándo'.

Si bien sobran los incrédulos que cuestionan cualquier señalamiento que se haga a nuestra incultura como fuente esencial de nuestros problemas -acaso porque no quieren reconocer fallas que no sean atribuibles al sistema, a la oligarquía y demás, es fácil demostrar que la práctica sistemática y extendida de buenos hábitos en una sociedad podría mejorar sustancialmente la vida de todos.


Pensemos cómo nos cambiaría la vida si fueran comunes conductas como las señaladas a continuación y muchas otras que cada quien puede formular: Ser puntuales. No orinar en la calle. No tirar basuras en cualquier parte. Usar los puentes peatonales. Utilizar los paraderos de buses. No comprar productos falsificados. No comprar contrabando. No comprar sin factura. No llenarse de hijos que no podamos educar y repitan el ciclo de pobreza. No dar limosnas en la calle. No vender el voto. No ofrecer sobornos. No pedir mordidas. No hacer serruchos. No fomentar las roscas. No conducir con tragos. No beber en exceso en ningún caso. Respetar las normas de tránsito. No exceder peligrosamente los límites de velocidad. No ejecutar maniobras indebidas al conducir, como invadir el carril contrario. No torturar a los vecinos con fiestas ruidosas hasta el amanecer. Reciclar en la fuente. No echar el humo del cigarrillo a quienes no fuman. Sembrar árboles y jardines. Etcétera. Etcétera. Etcétera.

Me dirán que esta lista de buenos deseos parece un inventario de lujos superfluos de ciudadanos suizos, escandinavos o japoneses, ilógicas en el marco de nuestra barbarie cotidiana, pero si no somos capaces de ajustarnos a unas minucias que no implican grandes luchas, mucho menos vamos a ser capaces de darle un giro categórico a nuestro devenir. El 'cambio' ha sido y seguirá siendo la consigna de todos los políticos, pero esa transformación nunca, en ninguna parte, ha sido fruto de la demagogia y menos aún de las leyes, como esa manía de estar escribiendo nuevas leyes, nuevas constituciones. El 'cambio' no se decreta.

Más bien, la cuestión florece cuando un alto porcentaje de pobladores llega a aborrecer sus vicios y encuentra que el único camino para el cambio es practicar sin reservas el vivir noble que anhelan; y eso significa, ni más ni menos, dejar de hacer cada cual lo que se le da la gana, el problema somos todos, es necesario y urgente "cambiar el alma del pueblo venezolano". ¿Será posible algún día?

La Educación para la Ciudadanía debe tener como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable.

William Requejo Orobio


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